Las lentes de contacto o lentillas son pequeños discos curvos de diversos materiales plásticos preparados para ser colocados delante de la parte anterior y transparente del ojo denominada córnea.
Siguen los mismos principios de óptica y refracción que las gafas. Ventajas. Las lentillas se indican la mayor parte de las veces por razones estéticas para mejorar la apariencia personal pero tienen además ventajas ópticas pues producen menos aberraciones que las gafas y no reducen el campo visual por lo que pueden beneficiar a deportistas y conductores. Existen lentillas terapéuticas para tratar ciertas enfermedades, como reservorio de medicamentos, como apósito y como protección. Desventajas. Alteran la fisiología lacrimal, favorecen las infecciones, inducen alergias oculares, se impregnan de depósitos (calcio, hierro) y requieren productos químicos de mantenimiento responsables de problemas tóxicos y alérgicos. Para evitar algunos de los citados problemas se emplean cada vez más las lentillas desechables. Las lentes duras son más molestas, pero incluso las blandas producen alguna molestia inicialmente.
Los candidatos para usar lentillas deben ser seleccionados cuidadosamente y deben ser informados de los posibles riesgos. La motivación del paciente es una de las claves más importantes del éxito y la responsabilidad fundamental. El paciente debe cuidar bien sus lentes y realizar la limpieza y asepsia según se le indique, para evitar la contaminación de las lentes y las infecciones oculares.
Tipos de lentes de contacto. Lentes rígidas o duras. Absorben poco fluido (menos del 3%), por lo que son rígidas y tienen excelentes cualidades ópticas. Son duraderas (más de tres años) y de apoyo corneal (diámetro mayor que el del área pupilar y menor que el del iris). Al ser pequeñas saltan del ojo con más facilidad. Pueden ser no permeables al gas, cuando no permiten el paso del oxígeno y otros gases a su través o permeables al gas que son las lentes duras más recientes. Permiten el paso del oxígeno y otros gases atmosféricos disueltos en las lágrimas hacia la córnea, por lo que apenas interfieren en el metabolismo normal de la córnea y posibilitan un uso confortable durante períodos más largos.
Lentes blandas. Se trata de lentes capaces de absorber agua y adquirir una hidratación del 25-85%, por lo que resultan más cómodas y fáciles de adaptar que las duras. Requieren un mantenimiento más cuidadoso con más líquidos y se deterioran antes. Son de mayor tamaño que las duras, cubren la córnea y se apoyan en la esclerótica. Existen lentillas blandas esféricas para la miopía y la hipermetropía, lentes tóricas para el astigmatismo, multifocales (progresivas) para la presbicia (vista cansada) y cosméticas para que los ojos aparezcan de diferente color.
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Problemas de la lentillas
Son varios pero con una limpieza cuidadosa son poco frecuentes. La falta de higiene y el uso excesivo de las lentillas favorecen las infecciones (bacterias, virus, hongos) y otras complicaciones. Se manifiestan con sensación de cuerpo extraño, dolor, picor, fotofobia, irritación conjuntival y deficiencia visual. Se producen por reacciones de toxicidad o alergia a las soluciones de limpieza, por depósitos en las lentillas, lentes mal adaptadas (cerradas o abiertas) o deterioradas, entre otras causas. Si aparecen molestias se debe suspender el uso de lentillas, realizar el tratamiento que indique el oftalmólogo y una vez resuelto el problema usar lentillas nuevas. Conjuntivitis papilar gigante. Es más frecuente con lentillas blandas pero puede aparecer con duras. Cursa con molestias crecientes, desplazamiento de las lentillas, picor y secrecciones abundantes que hacen disminuir el tiempo de uso. El evertir el párpado superior se aprecian papilas gigantes en la conjuntiva tarsal. En los casos leves se debe disminuir el tiempo de uso, reemplazar las lentillas más a menudo para que siempre estén bien limpias, usar desechables y emplear soluciones limpiadoras sin preservantes. Se trata con colirios estabilizadores de mastocitos, antialérgicos y antiinflamtorios. En los casos graves se debe suspender el uso de lentillas de 2 a 6 meses y empezar con lentillas nuevas, de marca diferente, blandas desechables o rígidas procurando observar una higiene escrupulosa.